¿Qué sucede en tu cuerpo durante los primeros 10 minutos de ejercicio?
El ejercicio no solo activa el cuerpo, sino también la mente.
Cuando comienzas a moverte, tu cuerpo atraviesa una serie de cambios fascinantes en solo 10 minutos. Desde el aumento en la frecuencia cardíaca hasta un cerebro más alerta, estas transformaciones iniciales no solo preparan a tu organismo para el esfuerzo, sino que también aportan beneficios duraderos para la salud. Aquí te contamos cómo tu cuerpo se activa en este breve pero crucial lapso de tiempo.
Tu corazón toma la delantera
Incluso antes de romper en sudor, tu corazón ya se prepara para la acción. Este aumento anticipado en la frecuencia cardíaca, conocido como “incremento anticipatorio,” es impulsado por la norepinefrina, una hormona del estrés que pone en marcha a tu organismo. “Tan solo pensar en el ejercicio aumenta la frecuencia cardíaca y puede elevar la presión arterial”, explica Matthew Lancaster, profesor asociado en fisiología del ejercicio en la Universidad de Leeds.
Una vez que comienzas a moverte, el proceso se intensifica: la frecuencia cardíaca puede aumentar de 20 a 50 latidos por minuto, o más en algunos casos, señala la cardióloga Heather Shenkman. Además, la presión arterial sistólica también se eleva, permitiendo que el flujo sanguíneo, cargado de oxígeno y nutrientes, llegue rápidamente a los músculos en actividad.
Para quienes ejercitan regularmente, este proceso es más eficiente, ya que sus cuerpos están acostumbrados a las demandas del esfuerzo físico. Esto significa que sus músculos pueden extraer y utilizar oxígeno con mayor facilidad.
La sangre va donde más se necesita
Durante el ejercicio, el cuerpo redirige su flujo sanguíneo desde órganos menos prioritarios, como los intestinos, hacia los músculos que necesitan energía y oxígeno, asegura Shenkman. Además, el sistema nervioso envía señales eléctricas que contraen las fibras musculares, facilitando el movimiento.
En esta etapa, los músculos recurren a sus reservas de fosfocreatina para obtener energía rápida durante los primeros 10 segundos. Luego, las reservas de glucosa y oxígeno toman el relevo, manteniendo la actividad.
Tus pulmones en modo intensivo
A medida que tus músculos demandan más oxígeno, tus pulmones trabajan a toda marcha. La respiración se profundiza y el diafragma, junto con los músculos de la caja torácica, extrae hasta 15 veces más oxígeno que en reposo, según John Burke, director médico de AXA Health.
Este esfuerzo no solo introduce más oxígeno, sino que también elimina el dióxido de carbono generado por la actividad física, garantizando un equilibrio óptimo en el cuerpo.
Tu cerebro entra en acción
El ejercicio no solo activa el cuerpo, sino también la mente. En los primeros minutos, el cerebro se encuentra en una fase de “preparación,” con un aumento del flujo sanguíneo y oxígeno que mejora la concentración y el estado de alerta. Según la psicóloga Ritz Birah, esta etapa inicial favorece la neuroplasticidad, haciendo que el cerebro sea más adaptable y receptivo al aprendizaje.
Además, el cerebro comienza a formar nuevas neuronas en áreas vinculadas a la memoria, como el hipocampo, lo que contribuye a un pensamiento más agudo y equilibrado. Aunque al principio el ejercicio puede activar respuestas de ansiedad, esta sensación suele dar paso a una calma generada por la liberación de endorfinas, hormonas que mejoran el ánimo y reducen el estrés.
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Ejercicio breve, beneficios duraderos
Aunque el ejercicio intenso de 10 minutos puede parecer breve, estudios han demostrado que incluso este corto periodo de actividad puede mejorar el estado de ánimo, la calidad del sueño e, incluso, reducir el riesgo de mortalidad. Además, la activación del córtex prefrontal durante el ejercicio tiene un impacto positivo en la regulación emocional.
Con información de Natgeo.
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